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El quick commerce impulsa una nueva era del ecommerce en Chile y Latinoamérica. Con entregas ultrarrápidas y cercanas al cliente, este modelo transforma hábitos de consumo y las estrategias de las marcas.
VOLVER AL INICIOEl comercio electrónico nació con una promesa clara: conveniencia. Poder elegir entre miles de productos, comprarlos en pocos clics y recibirlos en casa sin moverse de la silla. Durante años, esa ecuación fue suficiente. Pero en los últimos tiempos ha surgido una nueva expectativa, más exigente: la inmediatez.
En un mundo donde pedimos un auto en minutos y vemos series al instante, ¿por qué esperar días para recibir una compra? De esa pregunta nace el quick commerce, un modelo que busca llevar el eCommerce a una nueva velocidad, reduciendo las entregas a menos de una hora, incluso a 10 o 15minutos en ciertos casos.
A nivel mundial, el Q-commerce apunta a cuadruplicar suvalor: de US$48.000 millones en 2024 a más de US$306.000 millones en2033 (Custom Market Insights)
Y aunque la tendencia se ha consolidado en Europa y Asia, también está tocando fuerte a las puertas de Santiago, Sao Paulo o Ciudad de México, donde el consumidor ya no solo compara precios, sino también tiempos de entrega.
En Chile, este mercado podría alcanzar los US$180 millones en 2025, con una tasa de crecimiento anual del 9% y más de 2,8 millones de usuarios, según Statista.
El quick commerce, también llamado q-commerce, es una evolución del eCommerce tradicional. Su propuesta central es la entrega ultrarrápida, apoyada en:
El objetivo no es reemplazar el eCommerce tradicional (ideal para compras planificadas y grandes tickets), sino cubrir el espacio de la compra inmediata y no planificada: lo que antes resolvía el almacén de barrio o la farmacia de la esquina.
Los consumidores digitales cambiaron. Ya no basta con que el producto esté disponible online; se espera que llegue cuando lo necesito, no mañana.
El denominador común es la urgencia. Si en Europa elquick commerce se aceleró durante la pandemia, en América Latina encontróterreno fértil en un consumidor acostumbrado a la inmediatez de las apps demovilidad y delivery de comida.
Ambos modelos son complementarios. El quick commerce no busca reemplazar el “carro del mes” del supermercado online, sino capturar esos momentos de urgencia que antes dependían del retail físico de proximidad.
Si bien la promesa de rapidez es atractiva, la pregunta clave es: ¿es sostenible en la región?
Esto no significa que el modelo sea inviable, sino que deberá adaptarse. Algunas startups ya están probando hubs compartidos entre retailers, o integrando quick commerce como un servicio premium dentro de aplicaciones de supermercados y farmacias.
En Europa, muchas empresas de quick commerce enfrentan consolidación y cuestionamientos sobre rentabilidad. En América Latina, la historia todavía se está escribiendo, pero ya se ven tres posibles caminos:
Lo cierto es que el quick commerce no desaparecerá. Se transformará. Y quienes logren encontrar el equilibrio entre rapidez, costo y relevancia de producto tendrán la llave para fidelizar a un consumidor que valora la inmediatez tanto como el precio.
El quick commerce está redefiniendo lo que entendemos por conveniencia en el eCommerce. Para algunos, puede parecer un lujo innecesario. Para otros, es la evolución natural de un consumidor hiperconectado y exigente.
En Latinoamérica, donde conviven la modernidad de las apps con la tradición del almacén de barrio, el quick commerce representa más que velocidad: es una oportunidad de replantear cómo se combina lo digital con la cultura de cercanía que caracteriza a la región.
La carrera ya comenzó. La pregunta no es si el quick commerce llegará a consolidarse en la región, sino quién logrará hacerlo sostenible primero.