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Desde la experiencia de usuario y stock disponible hasta pagos fáciles y recomendaciones inteligentes. Conoce los elementos que no pueden faltar para fidelizar clientes y potenciar tus ventas
VOLVER AL INICIOImagina que entras a una tienda física recién abierta en tu barrio. Tiene vitrinas impecables, productos bien organizados y una iluminación que invita a quedarse. Pero apenas cruzas la puerta, notas que el pasillo está mal señalizado, los productos más buscados no aparecen en las estanterías y, al llegar a la caja, la fila es interminable porque el lector de tarjetas no funciona bien.
Probablemente no vuelvas, aunque la tienda tenga el mejor surtido del mercado.
Ese mismo principio aplica al mundo digital. Un ecommerce puede tener precios competitivos y un catálogo completo, pero si la experiencia de navegación es torpe, el stock no está actualizado o el pago se vuelve un dolor de cabeza, el consumidor lo abandonará en segundos. Y en ecommerce, cada clic perdido suele ser un cliente ganado por la competencia.
Un ecommerce sobresaliente no se mide solo por sus ventas, sino por la experiencia fluida y confiable que entrega al consumidor. Algunos de los atributos más críticos son:
En una tienda física, la confianza se construye con una sonrisa del vendedor y un ambiente acogedor. En ecommerce, se logra con seguridad en el pago, reseñas verificadas y una política de devoluciones clara.
Lo interesante es que los mejores ecommerce no solo cumplen lo básico: van un paso más allá.
Hoy, ciertos elementos ya no son opcionales. Son parte del estándar mínimo que los consumidores esperan encontrar en cualquier ecommerce que se precie de serio:
Sin estas funcionalidades, incluso el mejor catálogo se queda corto.
Pensar en el “ecommerce perfecto” no es un ejercicio idealista: es un marco de referencia práctico. Para ejecutivos de empresas CPG, sirve como checklist para evaluar dónde están los retailers con los que trabajan y cómo maximizar la presencia digital de sus productos.
Preguntas clave como:
El ecommerce perfecto no existe como entidad única, pero sí como aspiración y estándar de calidad. Al igual que en una tienda física, los detalles son los que hacen que un cliente vuelva o que lo pierdas para siempre.
Y si en el pasado el precio y el surtido definían la competencia, hoy la batalla se libra en la experiencia digital: rapidez, confianza y facilidad en cada clic.
La pregunta que queda abierta es:
¿Qué tan cerca están los ecommerce que trabajas —como fabricante o retailer— de cumplir con este ideal?